Termina el invierno más cálido desde que hay registros. Y lo hace cuando los datos confirman que los últimos años han batido uno tras otro los récords de temperaturas. El cambio climático es tan acuciante que causa estupor la pasividad política en la que nos hemos movido hasta ahora. No es extraño que decenas de miles de jóvenes se movilicen en todo el mundo reclamando una acción mucho más decidida y contundente, porque es imprescindible hacer mucho más, también en España.
Los datos globales son desoladores. A pesar de que la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se aprobó en la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, todavía hoy las emisiones siguen en aumento. En 2018 en concreto, las emisiones aumentaron el 2,7% a nivel global. Es evidente que las cosas no están funcionando.
Los jóvenes en las calles reclaman que se cumpla el Acuerdo de París, alcanzado en 2015. Sin embargo incluso ese Acuerdo es insuficiente: aunque se cumpliera estaríamos hablando de un aumento de temperaturas de tres grados, muy por encima de la recomendación de los científicos. De hecho el Comité Científico de Naciones Unidas (IPCC) ha recomendado evitar un aumento superior a 1,5º C. Para ello establece unos objetivos muy ambiciosos de reducción de emisiones con el año 2030 como plazo. Queda por tanto muy poco tiempo.
Ciertamente este impulso político debe ser global, pero tiene que tener reflejo en acciones concretas en cada territorio. La Península ibérica es muy sensible al cambio climático, y por tanto, a las medidas de mitigación es urgente añadir en España planes de adaptación a unos cambios que están ocurriendo a gran velocidad. Es imprescindible que España cuente cuanto antes con un marco jurídico que regule e impulse la hoja de ruta la descarbonización de la economía.
Sin embargo, la falta de voluntad política del PSOE y del PP impidió en la pasada legislatura que saliera adelante una ley de cambio climático en España. Ni siquiera presentaron una propuesta que permitiera su discusión en el Congreso de los Diputados. Ello nos ha llevado a que esta haya sido, a pesar del trabajo desarrollado en la Comisión de Cambio Climático, una legislatura perdida en materia de lucha contra el cambio climático.
No podemos perder más tiempo. La próxima legislatura debe ser definitivamente la que apruebe y ponga en marcha esa imprescindible ley de cambio climático. Dudamos del interés de PSOE y PP para avanzar de forma decidida en ese camino, porque no lo han hecho en esta legislatura que termina, pero desde Unidas Podemos seguiremos trabajando sin descanso para que la próxima sea definitivamente la legislatura de la lucha contra el cambio climático. No hay otro camino.
(Artículo publicado en Ecologismo de Emergencia)
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