La transición ecológica no puede ser mera retórica

Llevamos muchos años perdidos en la lucha contra el cambio climático. Globalmente las emisiones siguen aumentando. Los esfuerzos internacionales son insuficientes porque no consiguen frenar el aumento de emisiones, y la acumulación de CO2 en la atmósfera no para de aumentar.

En España las cosas no son mucho mejores: mientras estuvo en el gobierno, el PP nunca tuvo verdadera intención de presentar un borrador de Ley. A pesar de sus reiteradas promesas de que España tendría una ley de cambio climático en esta legislatura, hemos pasado el ecuador de la misma sin que se haya iniciado el proceso.

Todo eso, a pesar de que los síntomas negativos del cambio climático son más que evidentes en nuestro país. Además, se da la paradoja de que somos un país tremendamente vulnerable al calentamiento, pero a la vez somos causantes, y las emisiones han continuado aumentando, en 2017 crecieron un 4,5%. Hemos perdido los dos últimos años, a pesar de que una mayoría clara en el Congreso se ha mostrado favorable a legislar para establecer un marco jurídico estable en la lucha contra el cambio climático.

Por ello, es urgente tener esa Ley de Cambio Climático y Transición Energética antes de que termine esta legislatura, una ley que sea no solo ambiciosa, sino también transversal que afecte a todos los sectores involucrados en el cambio climático. Una Ley como la que presentamos el pasado mes de julio.

Nuestra voluntad para llegar a una Ley contra el Cambio Climático es inequívoca, por eso en la reunión que hemos mantenido con la ministra Teresa Ribera, hemos acordado abrir un espacio de trabajo en común con el compromiso de acabar la legislatura con esta ley aprobada que sirva para abordar la necesaria transición ecológica, que ahora da nombre a un ministerio y que, en medio de la crisis ambiental en la que estamos inmersos, no puede quedarse en mera retórica.

En lo concreto hablamos de objetivos ambiciosos de reducción en las emisiones de CO2, que debe ser el eje fundamental de la ley, que  contemple un Plan de impulso a las energías renovables, y un Plan Nacional de eficiencia energética; abordar el cierre de las centrales nucleares y de carbón de forma ordenada con su sustitución progresiva por energías limpias; la necesaria fiscalidad verde que transforme en hechos aquello de “quien contamina, paga” y que aborde también las políticas de resiliencia y adaptación al cambio climático. En definitiva, un nuevo marco en el que la lucha contra el cambio climático sea el motor del cambio de modelo. Transformemos el grave problema en una oportunidad para nuestro país.

(Artículo publicado en ecoticias.com)

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