En lo que se refiere a cuestiones energéticas, el Gobierno de Rajoy tiene la memoria corta, y por eso no parece preocuparle demasiado el incremento en el precio del petróleo, que ha alcanzado ya los 75 dólares/barril. No parece ese dato tampoco hacer mella en un Gobierno cuyo interés por el desarrollo de las alternativas energéticas renovables tiende a cero, y al que tampoco la crisis ecológica le importa. No sorprende por tanto que en los presupuestos generales recorten los fondos destinados a la lucha contra el cambio climático, mientras el petróleo recupera su tendencia alcista . Quizás se pregunte usted qué tiene que ver una cosa con la otra. Lo voy a tratar de explicar.
Empecemos recordando que los máximos en el precio del petróleo se alcanzaron en 2008, precisamente en pleno hundimiento de la economía española: el barril Brent alcanzó su máximo, que el 15 de julio de 2008 llegó a hasta su récord histórico absoluto en 145 dólares. Han pasado diez años ya, pero la relativa tregua para nuestra economía de los bajos precios del petróleo no ha sido aprovechada para impulsar las energías renovables.
En España no tenemos petróleo; pero tenemos mucho sol y mucho viento. Sin embargo en estos años las políticas de impulso a las renovables han estado absolutamente paralizadas, a pesar de que todos sabemos que los bajos precios del petróleo son una cuestión puramente temporal. Parece que no hemos aprendido nada de la crisis, y nuestra economía sigue tan vulnerable a los precios del petróleo como lo fue en 2008. ¿Acaso hace falta recordar la situación económica que vivimos en aquellas fechas en este país, y las consecuencias sociales que tuvo de las que aún no nos hemos recuperado?
España depende energéticamente del exterior en un 72,3%, 20 puntos por encima de la media de los países de la UE. El 100% del petróleo que consume la economía española es importado, por lo que cualquier subida en el precio tiene impactos devastadores sobre nuestra economía. Llama la atención por ello la falta de previsión que esta mostrando el Gobierno para reducir nuestra dependencia del crudo.
La mayor parte del consumo de petróleo en España se utiliza para el transporte, sector que cada vez tiene más peso en el conjunto de las emisiones. Tradicionalmente se argumentaba que impulsar las renovables no tendría impacto sobre el consumo de petróleo al ser usado sobre todo en transporte, pero ese paradigma ya no es cierto: la electrificación del transporte es una estrategia clara para reducir esa dependencia. El consenso sobre esta estrategia en materia de lucha contra el cambio climático es amplio, e incluso la recoge el informe de los técnicos del ministerio de industria, pero es que no se está haciendo… Pero claro, para ello sería necesario tener una estrategia y una Ley para combatir el cambio climático, algo que desgraciadamente no existe en España.
Así que la nueva subida del petróleo nos devuelve a la incertidumbre. Hemos perdido otros diez años más. Ni la grave crisis ambiental en que estamos inmersos, ni el objetivo de reducir nuestra dependencia energética exterior han sido suficientes para mover la política energética española, cuyos responsables siguen más atentos a mantener los intereses del oligopolio energético que de defender el interés común que, en este caso se debería concretar en la reducción de la dependencia energética exterior. Tenemos viento y tenemos sol… ¿a qué están esperando?
(Artículo publicado en Ecologismo de Emergencia)
Deja una respuesta