Las claves de los nuevos incendios

 

 

Los incendios que asolaron hace unos días el noroeste español deben ser motivo de grave preocupación. Más allá del debate político sobre la clamorosa ausencia de la Xunta de Galicia en la noche del domingo 15 de octubre, que dejó abandonados durante las horas más dramáticas a sus ciudadanos, es necesario también hacer una reflexión de fondo sobre los cambios ambientales que nos han traído hasta una situación crítica.

Hasta ese fatídico fin de semana, en Galicia este verano se habían quemado 12.400 Has. En sólo unas horas se quemaron más de 35.000. Esta cifra nos da una idea de la magnitud y de la intensidad de lo que ha ocurrido en Galicia. Un balance verdaderamente atroz.

El cambio climático es sin duda un elemento clave para entender lo que está pasando. Hay un amplio consenso en todos los análisis realizados hasta ahora sobre los incendios, en que las insólitas condiciones ambientales para un mes de octubre, con altas temperaturas, una enorme sequedad acumulada, y los fuertes vientos que creó el huracán Ofelia, son condiciones sin las cuales no se puede explicar la magnitud de lo ocurrido. El cambio climático ya no puede ser nunca más obviado a la hora de planificar la lucha contra los incendios forestales.

Los montes de Galicia se han convertido en enormes plantaciones de especies pirrófitas (eucalipto y pino). En apenas dos décadas el crecimiento de la masa forestal de eucaliptus ha crecido en un 65%, superando sobradamente la superficie prevista en el Plan Forestal de Galicia para 2032. Estas plantaciones, en un ambiente de alta sequedad y temperaturas agobiantes son la gasolina que sólo necesita que alguien prenda.

El fuego ha sido utilizado siempre como herramienta de trabajo en el mundo rural: clarear bosques, limpiar rastrojos, ganar terreno para pasto, eliminar hojarasca, son algunas de las actividades en las que tradicionalmente el fuego ha jugado un papel clave. Quizás una parte de los últimos incendios que han asolado el noroeste español tenga este mismo origen. Pero no es menos cierto que cada vez el medio rural se encuentra más deshabitado y más envejecido. Lo que ayer podía quizás hacerse de forma controlada, hoy se convierte en incontrolable, porque ni siquiera hay población suficiente para hacerle frente.

Creo que cambio climático, falta de política forestal preventiva y abandono rural son tres factores clave que explican lo que se ha vivido en estos días en el noroeste español. Sin duda hay más factores, pero ahí hay tres claves muy importantes que requieren ser tenidas en consideración para hacer políticas eficaces contra los incendios.

Por último hay que investigar quién enciende la cerrilla. Es probable que no haya mafias, ni tramas. Pero también lo es que lo que ha ocurrido en el noroeste español es terrorismo ecológico, que ha causado cuatro muertes y una enorme destrucción ecológica. Por ello es necesario investigar las causas y llegar hasta el final para esclarecer estos hechos, y llevar a los responsables ante la Justicia.

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