Esta entrada forma parte de las reflexiones que iré publicando durante la campaña de las primarias de Equo. Me gustaría que cada día tratásemos temas que creo que son centrales para el cambio político, social y ecológico en nuestro país ¡Sugerencias y comentarios son bienvenidos!
La definición del modelo energético es uno de los grandes temas pendientes. España es un país con muy pocas reservas de combustibles fósiles. Nos queda un poco de carbón, y poco más. Cada año nuestra balanza de pagos está sujeta al enorme coste que supone la dependencia energética exterior: nos gastamos unos 50.000 millones de euros en la importación de combustibles fósiles. A pesar de ello llevamos muchos años de gobiernos sucesivos que han seguido apostando por un modelo energético basado en los fósiles.
Nuestra principal riqueza energética son el sol y el viento de los que disfrutamos. Las tecnologías para el aprovechamiento de estas energías renovables con cada vez más eficientes y más baratas. Sin embargo, y a pesar de que España es rica en estos recursos naturales, en los últimos años las energías renovables han visto cercenado su desarrollo en este país en un golpe indiscriminado por un golpe político sin precedentes a un sector industrial. Los informes sobre potencial de generación de energía, sin embargo, muestran una amplia capacidad de cubrir la demanda energética gracias a las fuentes renovables, y la tendencia hace que cada vez sea más factible.
El cambio climático cada vez más evidente, nos obliga a reducir las emisiones. Es muy necesario que en la Cumbre de París el próximo mes de noviembre se alcance un acuerdo global para la reducción del uso de combustibles fósiles. En este contexto, nuestro país debe revisar de manera urgente su política energética, girando hacia el ahorro,la eficiencia energética y las renovables. Los beneficios no serán solo ambientales: también sociales y económicos. Reducir el consumo de hidrocarburos es la forma más sencilla y segura de mejorar nuestra balanza de pagos al reducir también las importaciones. Pero además, las energías renovables son las que más empleo generan por cada kilovatio producido.
El problema de que no se avance lo suficientemente rápido hacia un modelo renovable no es tecnológico, es político. Además en España se produce una colusión de intereses con el tema de las puertas giratorias: el trasvase de altos cargos desde la política a las empresas, que es especialmente significativo en el sector energético. Según la denuncia de la Plataforma Nuevo Modelo Energético ante la fiscalía anticorrupción, decenas de altos cargos políticos han acabado dando el salto a empresas energéticas. Con esta realidad no es de extrañar que la normativa energética se esté haciendo en favor de las grandes empresas.
Con la agudización de la crisis económica ha emergido con fuerza el problema de la pobreza energética. Agobiadas por no poder llegar a fin de mes, miles de familias se ven obligadas a tener que elegir entre pagar la comida, o la hipoteca, o pagar la factura energética. Una de las posibles estrategias contra la pobreza energética es promover el autoconsumo con balance neto, hoy también vetado por un gobierno en guerra con el desarrollo renovable. Desde mi punto de vista, el impulso al autoconsumo es uno de los grandes retos energéticos en el plazo más inmediato.
La apuesta del actual gobierno en materia energética ha sido por el alargamiento de la vida de las centrales nucleares, el fracking y la búsqueda de petróleo en el mar. Se trata de una política obsoleta, contaminante y cara, muy alejada del modelo que entendemos necesario y posible en la España actual.
Llegar a un modelo 100% renovable es tecnologicamente viable, socialmente ventajoso y ambientalmente favorable. Pero para llegar a él dentro de 25 años hay que poner las bases hoy. esa es nuestra apuesta.
Deja una respuesta