Después de mucho dar vueltas a las contradictorias encuestas sobre la (falta de) preocupación de los españoles por el medio ambiente, y de escribir varios posts en las redes sociales para escuchar los comentarios del personal, estoy en disposición de ofrecer mis propias, y personales conclusiones sobre el particular.
La primera encuesta a tener en consideración es el Eurobarómetro. Esta encuesta europea, año tras año, muestra una altísima preocupación de los europeos por la preservación del medio ambiente. Según la última, más del 90% de los españoles estaría preocupado por el cambio climático. Desde mi punto de vista, tiene mucho que ver con la forma en que se hace la pregunta. ¿quién respondería que no a la pregunta tan directa? Por tanto ese dato es demasiado optimista.
Contrasta radicalmente con la encuesta del CIS (enero 2015), según la cual los problemas del medio ambiente no preocupan absolutamente nada a los españoles (0,1%). Sin embargo, en este caso el truco también está en la pregunta. Cuando te dan a elegir entre treinta posibles preocupaciones ¿quien puede negar que el paro, la situación económica, la corrupción o la salud de tus hijos no están por delante de la preocupación medioambiental? Así que, tampoco seamos tan pesimistas. Puede que no sea lo que más preocupa…¡pero un 0% es demasiado bajo!
Otro dato interesante: en la encuesta del CIS el 4,8% de los españoles se define como ecologista en primera opción, y el 5,8% como segunda opción; en total el 10,6% se siente ecologista. Tal vez este dato sea el que nos puede servir mejor como orientativo de por dónde va la conciencia ecológica en nuestro país. De hecho se mantiene bastante constante a lo largo del tiempo, sin demasiadas oscilaciones. No cabe duda de que hay una minoría concienciada, que vota verde, apoya organizaciones ecologistas, y se moviliza, al menos en las redes sociales por las causas ambientales. Tal vez ese sea el porcentaje.
Las encuestas nos ofrecen, por tanto, una información sólo parcial sobre la conciencia real en la opinión pública española de la crisis ecológica. Oculta detrás de los graves problemas económicos y sociales, apenas emerge parcialmente en las encuestas.
Es evidente que la situación social, y cuestiones como el empleo, la vivienda la sanidad o la pensión, ocupan el primer lugar entre las preocupaciones de los españoles. En segundo lugar emerge con fuerza la corrupción, y las consecuencias derivadas de la crisis política. Sería absurdo no tener en cuenta la inmensa preocupación que estos hechos generan para cualquier fuerza política.
Ello sigue sin explicar, no obstante, que la cuestión ecológica esté tan abajo entre los problemas que importan a los españoles. Necesariamente otros factores influyen, y hacen que no estemos a la altura de los países más cercanos e nuestro entorno en la materia. Es falso, en primer lugar, que sea una preocupación prioritaria solo en los paises ricos. No es verdad: la cuestión ecológica preocupa en latinoamérica o en China mucho más que en España. Eso es más una excusa que una causa.
Desde mi punto de vista para explicar el bajo nivel de interés y preocupación por los temas ambientales en España, hay que ir a la Educación. Pienso que nuestro sistema educativo elude desde hace décadas (¿siempre?) la realidad del ser humano como parte de un todo superior que es la Naturaleza. Asumir que necesitamos de nuestro entorno para sobrevivir, y que no estamos solos en en este mundo sino que nos acompañan muchas otras criaturas, es una labor que debe afrontarse desde la cuna. Como no lo hacemos, seguimos llegando a adultos ignorando cada vez más lo que nos rodea.
Seguiré dando vueltas a las encuestas, pero creo que la clave está en la educación.
Por otro lado, cada vez es más evidente que no hay solución a las dos grandes crisis – económica y social – si no se hace una apuesta decidida por la economía verde. Es ahí donde están los mayores yacimientos de empleo, y las nuevas posibilidades de mejorar la calidad de vida. Pero sin duda esto tampoco ha llegado – todavía – a la gente.
Aquí viene mi segunda conclusión: otra clave está en la comunicación.
#Seguimos
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