Debía ser en los primeros ochenta. Ellos andaban atareados con la convocatoria de la manifestación antinuclear que cada año se celebraba en Madrid; nosotros trabajabamos para frenar el desarrollo urbanístico en la cuenca alta del Manzanares, pero hicimos un hueco para acercarnos a la reunión de la Coordinadora Estatal Antinuclear (CEAN). Era en el viejo local de AEPDEN en la calle Campomanes. Allí conocí a Ladis. Nosotros les llamábamos «los energéticos», ellos nos llamaban «los pajareros». Y así nos fuímos haciendo amigos, porque el tiempo demostró que unos y otros estábamos en la misma trinchera, y de hecho unos (Aedenat) y otros (Comaden) acabamos confluyendo en Ecologistas en Acción.
Eran tiempos diferentes. Entonces todo estaba abierto, soñabamos con que ibamos a ganar la revolución que estabamos poniendo en marcha. Atrás quedaba el franquismo y su oscuridad y se abría un horizonte nuevo esperanzador y abierto. Luego las cosas no serían como creíamos, pero eso vendría después.
Ladis era mayor. Ahora he descubierto que sólo cinco años mayor; pero entonces, en mi juventud, me parecía un hombre maduro. Siempre escuché sus palabras, porque siempre le consideré un hombre sabio, desde el mismo día en que le encontré por primera vez en aquella reunión en el número 13 de la calle Campomanes, siempre tenía algún consejo que darme. Y lo hacía con una seguridad a prueba de dudas.
Las relaciones humanas se establecen de tal manera que los roles se mantienen en el tiempo. Así, las últimas veces que hablé con Ladis ya estaba yo metido de cabeza en el proyecto de EQUO, y él persistía en sus consejos, exactamente igual que hacía con aquel juantxo universitario: «debeis presentaros a las europeas», «buscad alianzas para las generales»….Y es que él siempre fue un político. Nunca quiso estar en primera fila, pero le apasionaba estar ahí.
Muchas de nuestras conversaciones las teniamos durante manifestaciones. Ladis no se perdía ninguna, así que era fácil encontrarle en casi todas. Recuerdo una de nuestras últimas manis juntos. Fue en Villar de Cañas (Cuenca), en una protesta contra el cementerio nuclear. Habíamos ido desde Madrid en vehículos distintos pero compartimos el recorrido de la marcha charlando sobre EQUO y las futuras convocatorias electorales. El siempre militó en Izquierda Anticapitalista, pero tenía gran simpatía por EQUO. Yo le insistía en que se viniera, pero surgió Podemos, y prefirió andar ese camino.
Ladis era un tipo especial: muy brillante en sus exposiciones, leído y muy formado politicamente, pero al mismo tiempo humilde y cariñoso. Me gustaba mucho encontrarme con él. Siempre tenia una opinión formada que darte sobre cualqueir conflicto. Discrepamos muchas veces, siempre desde el afecto. Yo le quise casi como se quiere a un padre, porque conmigo ese fue el rol que él mismo adoptó desde el comienzo de mi andadura ecologista. Y su marcha deja para mi, por ello, tanto vacío.
Una generación entera de ecologistas recordaremos siempre a ese Ladis cariñoso, conversador, brillante, y militante de causas imposibles.
Te has ido demasiado pronto, Ladis, y ya te estamos echando de menos!!
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