Uno de los elementos más importantes de la ideología que esconde el movimiento ultraconservador norteamerciano del Tea Party es su antiecologismo radical. Ya en la campaña electoral que elevó a Obama a la presidencia norteamericana la candidata republicana a vicepresidenta, Sarah Palin, hizo bandera de cuestiones tan polémicas y contestadas desde el ecologismo como la apertura a la explotación petrolífera del Refugio de Vida Salvaje de Alaska. Ella hizo famosa aquella frase de Drill Baby Drill (Perfora, niña, perfora). A pesar del brutal vertido de crudo que ha seguido a la explosión de la plataforma Deep Horizon en el golfo de México, nada ha cambiado en el discurso pro-perforaciones de este grupo.
La cuestión es grave. Según informaba ayer el New York Times prácticamente la totalidad de los candidatos republicanos que representan a este sector cuestionan, por ejemplo, la existencia misma del cambio climático. Ojo, porque no estamos hablando de objeciones a tal o cual medida para reducir el CO2, sino del cuestionamiento de lo que dice la propia comunidad científica de manera abrumadoramente mayoritaria. No cabe extrañarse de quienes también niegan la teoría de la evolución, pero sin duda es preocupante. Estados Unidos sigue siendo el mayor contaminador percápita del mundo, y el mayor responsable de las emisiones históricas de CO2.
El antiecologismo es la antesala de la eliminación de derechos sociales. Quienes están en este movimiento detestan tanto al ecologismo, como a cualquier movimiento de defensa de los derechos sociales o civiles. Y sobre todo a lo que representan.
En Madrid de hecho, desde lo ambiental hay claves claras de por dónde iban los tiros. Basta un ejemplo; la línea informativa en Telemadrid en materia de cambio climático, es que éste no existe. Puede parecer anecdótico, pero no lo es. Es solamente un síntoma de una marea que está llegando, y que no puede combatirse con las estrategias tradicionales.
Hacen falta nuevas formas de hacer y de llegar a la gente desde el pensamiento ecologista. Y tienen que ser atractivas y atrayentes para el personal. Nuevos mensajes e ideas, para atraer la atención de millones de personas que buscan referentes actuales para los problemas del siglo XXI
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