Hace ahora cinco años decidí dar el paso y apostar por la construcción de lo que entonces era un proyecto político, y en poco tiempo se convirtió en EQUO. Aunque no ha pasado tanto tiempo, la política en España ha cambiado de forma radical. Ante la necesidad de una fuerza verde en España me sumergí hasta el fondo en este proyecto, que en estas elecciones ha dado un paso decisivo en su consolidación. Hoy, como entonces, sigo convencido de la necesidad que tiene la política española de un partido verde; pero ahora tengo la seguridad de que lo estamos consiguiendo.
Muchas personas cercanas me reprocharon aquella apuesta por la política, al fin y al cabo la percepción entre la gente de la política durante todos estos años ha sido muy negativa: corrupción, intereses personales, luchas de poder…No niego que hayan sido años difíciles, y más trabajando con un proyecto político con pocos recursos y menos acceso a los medios de comunicación. Pero siempre he insistido en algo que hoy, por fin, muchos empiezan a percibir: en política no todos somos iguales, y en medio de la inmundicia hay mucha gente peleando por sus ideas y no por intereses.
En estos días estamos viendo una ilusión renovada por la política. Las propuestas de confluencia han sido una ventana abierta a al aire limpio y la gente, por fin, empieza a percibir la política como una actividad digna y necesaria para cambiar la realidad. Vuelven a las calles la ilusión, y las ganas de cambiar las cosas. Ya no parece que todo esté escrito, y la impotencia ante lo que ocurre se ha transformado en impulso de lucha. De alguna manera, creo humildemente que EQUO ha aportado mucho para ese cambio de percepción.
He vivido esta campaña electoral como ninguna otra antes, compartiendo mitines, reuniones y ruedas de prensa casi en cada rincón en el que EQUO estaba presente. Cada militante y cada simpatizante de EQUO han sido un amigo o una amiga con quien compartir inquietudes y palabras ilusionadas. Hemos conseguido entrar en muchos lugares, y en otros nos hemos quedado fuera, pero se ha trabajado con mucha ilusión y enorme entusiasmo. Esa sensación de que el cambio era posible nos ha movido más que nunca, y ha sido muy palpable en esta campaña. Y nuestras ideas verdes impregnan muchos de los programas de cambio de candidaturas que ahora gobernarán en ciudades y pueblos. El cambio no será fácil, pero ahora es posible.
Partícipes, como somos, de esa ilusión grande, ahora tenemos la responsabilidad de no decepcionarla. Que nada vuelva a ser como antes. Y que la política vuelva a ser esa actividad noble en la que los ciudadanos y las ciudadanas nos empeñamos para cambiar las cosas.
Personalmente vivo estos días con una ilusión renovada, que transforman el cansancio en entusiasmo, y en ganas de seguir adelante construyendo ese proyecto verde tan necesario en el que muchos y muchas creemos.
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