La Cumbre de Lima contra el cambio climático (COP20) necesitó dos días extras para conseguir cerrar con algún documento final. Una vez más los análisis sobre el resultado de la COP se dividen entre los que prefieren valorar en positivo el hecho de que se ha salvado el proceso internacional de negociaciones, y los que consideramos que el resultado final es demasiado pobre, demasiado poco. Y el problema es que el tiempo va pasando, y cada vez somos más los que nos preguntamos: ¿cuanto tiempo podemos seguir sin avances verdaderamente relevantes en la lucha gobal contra el cambio climático?
Una periodista española se lamentaba a través de twitter de la poca presencia de medios españoles desplazados en Lima. Se trata de un buen indicador del bajo nivel mediático, y también politico, que el cambio climático ha alcanzado en nuestro país. Los dictados de FAES al PP en el sentido de que no se definan sobre si el cambio climático antropogénico existe o no, tienen consecuencias políticas. Y la desaparación del problema de la agenda política es sin duda una de ellas.
Sin ebargo los datos son cada vez más contundentes. El Quinto informe del Panel Cientifico de Naciones Unidas (IPCC), deja poco margen a la duda: el clima esta cambiando debido a la acción humana, y el tiempo para la acción se agota.
En contra de lo que han publicado los medios de comunicación, ya el tibio acuerdo de Copenhague en 2009, requería a los países de presentar sus compromisos en la lucha contra el cambio climático. Aquello no sirvió de nada, y en los últimos cinco años las emisiones no han dejado de aumentar.
Hay que dejarlo claro: un acuerdo que no sea vinculante es papel mojado. Una cuestión tan trascendente no puede quedar sin mñas en unos simples informes que los gobiernos remitan al Convenio.
Además el acuerdo debe tener objetivos concretos, al menos en cuanto a reducción de emisiones globales. Es verdad que algunos países han apoyado el objetivo de alcanzar para el año 2050 con emisiones 0 de combustibles fósiles; por ahí puede abririse un camino. Ese si sería un objetivo ambicioso, que es otra característica que debemos exigir.
Por otro lado es imprescindible que sea justo, y por tanto que la financiación del cambio requerido recaiga prioritariamente sobre los países industrializados, que son los que tienen (tenemos) una responsabilidad histórica en cuanto a las emisiones acumuladas en la atmósfera.
El resultado de Lima ha dejado el listón por los suelos, y no deja espacio para el optimismo de cara a París2015. Los gobiernos han mostrado mayoritariamente que no tienen voluntad politica para hacer frente al cambio climático, y nada hace sospechar que vayan a cambiar en un año. Definitivamnete, sólo la movilización global puede sacarnos de este desastre; los gobiernos han mostrado una vez mas su falta de voluntad política, y su sumisión al lobby de los combustibles fósiles.
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