La modificación de la Ley Electoral es una demanda ciudadana que viene de atrás. Sin embargo la propuesta del Partido Popular de cambiarla para que sean alcaldes los candidatos más votados ha generado un amplio rechazo político. No es de extrañar. Es evidente que el PP quiere modificar ahora esta ley en beneficio propio, con el unico objetivo de mantener el máximo de alcaldías posible en un momento de franca decadencia del voto al bipartidismo. Se trata de una más de muchas trampas que sólo buscan su perpetuación en el poder. Tenemos que frenar esta nueva cacicada, pero sin olvidar que la Ley Electoral tiene muchos otros problemas que reclaman su modificación; eso sí, en la dirección contraria a la propuesta por el PP.
Basta ver el ejemplo de la modificación realizada en Castilla La Mancha, que hace casi imposible aceder al Parlamento Regional a cualquier fuerza que no llegue al 12% del voto para darse cuenta de la trascendencia que tienen las artimañas del PP para alejar la diversidad del pensamiento ciudadano de las instituciones. El ideal de una persona-un voto se aleja, en vez de acercarse en nuestro país.
Uno de los aspectos más perjudiciales de la actual Ley Electoral es el de la barrera del 5%. Esta barrera tiene por única finalidad impedir la entrada en las instituciones de formaciones políticas minoritarias, y rompe drasticamente con el principio de proporcionalidad si no se alcanza esa barreral que, de hecho, es una de las razones por las que en España llevamos treinta años de modelo bipartidista. Eliminar la barrera no está en la agenda ni del PP, ni del PSOE, cuando de hecho es la modificación más obvia, sencilla y democrática de esta ley.
Hay muchas otras modificaciones necesarias de la actual Ley Electoral, y se ha escrito mucho al respecto. En esto, como en casi todo, lo que falta realmente es voluntad política por parte de los dos grandes partidos para hacer esos cambios que se vienen reclamando desde hace años, y singularlmente desde el 15M.
Hace unos días César Luena, nuevo Secretario de Organización del PSOE con Pedro Sánchez, hizo un llamamiento al resto de partidos de oposición a hacer un frente contra esta modificación de la ley electoral. Desde liuego la propuesta es buena, aunque no sabemos exactamente a quién se dirige: conviene no olvidar, que el mismo Luena había afirmado días antes que «había muchos partidos accesorios«, lo cual pone de manifiesto un talante muy alejado del respeto a la diversidad en el panorama político que debe presidir la modificación de la Ley Electoral.
Así las cosas, decir NO a la propuesta del PP es una emergencia necesaria; pero la Ley Electoral necesita una modificación profunda que nos acerque definitivamente a un modelo más democrático, y ello pasa, no lo olvidemos, por reformar la Constitución.
Deja una respuesta