El proyecto Eurovegas para la construcción de un macrocomplejo de juego, casinos y hoteles en algún lugar de la Comunidad de Madrid, es uno de los más oscuros de la democracia española. Esta falta de transparencia, en un país abrumado por la corrupción, debiera ser ya de por sí inaceptable. Con la crisis galopante que estamos sufriendo agravada por el ladrillismo autóctono, los ciudadanos no deberíamos volver a aceptar promesas de quimeras, que acaban en agua de borrajas y con unos cuantos que se van con los bolsillos bien llenos. Más allá de otras consideraciones, lo poco que se conoce del proyecto está muy lejos de esa promesa que nos hacen los líderes del PP madrileño de que Eurovegas será un chollo para España y su economía.
La introducción de cambios legislativos exigidos por el promotor, Sheldon Adelson, se ha producido por el viejo y poco democrático método de introducirlos en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de la Comunidad de Madrid, aprobada por cierto en fechas navideñas, para pasar todavía más desapercibida.
Se sabe poco sobre cuál será el coste de este proyecto, pero se maneja en los medios una cifra de 25.000 millones de euros, si se construyeran todos los hoteles y casinos planteados. Lo que sí sabemos es que según los propios promotores, el origen de la mayor parte de esa inversión serán créditos procedentes de…..¡bancos españoles!
Aquí surge la primera duda ¿se trata de bancos rescatados con dinero público? Y entonces uno se pregunta si todo el esfuerzo realizado con un enorme sacrificio social de los españoles para sacarlos del agujero se va a saldar invirtiendo el dinero en esos casinos. O si serán bancos no rescatados, y entonces la duda es ¿cómo es posible que no haya crédito para la pequeña empresa, para el emprendedor, para el negocio local….y lo haya para esta macrofiesta del juego y del ladrillo?.
La conclusión no puede ser más triste: no hemos aprendido nada. O mejor dicho: los que nos gobiernan no han aprendido nada. Quieren meternos otra vez a todos en la senda del ladrillo y la especulación que nos trajo al pozo en el que estamos hundidos.
De momento, al menos, queremos saber algunas cosas muy básicas: qué se pretende hacer, dónde, a qué coste, cuál será el origen de la inversión. Es lógico que con la que está cayendo nos hagamos esas preguntas.
Desde EQUO hemos decidido actuar, y denunciar lo que está ocurriendo ante la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo. Se trata de arrojar luz y taquígrafos sobre un proyecto que despierta más sospechas que confianzas.
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