Los datos de Eurostat sobre dependencia energética del exterior de los países europeos arrojan una coincidencia interesante: los países que están siendo golpeados en mayor medida por la crisis económica, tienen una dependencia energética exterior muy alta. Así, según datos de 2010, la dependencia energética del exterior de los países europeos con mayor crisis oscila entre el 85,62% de Irlanda, 83,78% de Italia, 76,69 de España o el casi 70% de Grecia. Estos datos merecen una reflexión sobre la necesidad de una nueva política energética.
No es casualidad que, por este orden: Irlanda, Italia, España, Portugal, Grecia…. sean tan dependientes energeticamente del exterior, y estemos muy gravemente afectados por la crisis.
Es muy interesante, por el contrario, el dato de Dinamarca, exportador neto de energia por el peso en su producción de las energias renovables.
La importación de combustibles fósiles – fundamentalmente petróleo – es un lastre muy pesado para las economías de estos países. En el caso de España cada año gastamos unos 45.000 millones de euros en importar petróleo, lo cual tiene un enorme peso en nuestras importaciones. En este sentido llama la atención que en ningún caso la reducción de importaciones de petróleo u otros combustibles fósiles forme parte de las políticas para hacer frente a la crisis.
En un contexto de caída del consumo interno, el comercio exterior adopta una mayor prioridad. La enorme dependencia energética hace que en nuestro balance de comercio exterior sean las importaciones siempre las que tengan más peso.
España, que tiene pocas reservas de combustibles fósiles, es sin embargo muy rica en fuentes de energías renovables. El sol es el petróleo español. Por ello es incomprensible que una de las primeras medidas del gobierno de Rajoy fuera preciamente eliminar cualquier ayuda a las energías renovables. De hecho la mayor penetración de las renovables es la que ha conseguido reducir ligeramente esa dependencia exterior a pesar del aumento del consumo energético.
La buena noticia en este caso es que tenemos aternativas, pero hace falta voluntad política para impulsarlas, y de eso es de lo que adolece el gobierno de Rajoy.
Desde mi punto de vista, una de las claves para luchar contra la crisis debiera ser una nueva política energética radicalmente diferente de la actual que se basara en tres ejes: ahorro y eficiencia energética, desarrollo de un Plan eléctrico 100% renovable, e impulso a modelos de transportes sostenible con el doble objetivo de reducir las emisiones causantes del cambio climático y de reducir progresivamente la dependencia exterior.
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