La agonía del paro parece no tener fin. Las altas cifras de desempleo en las que se mueve España son aceptadas con resignación por dirigentes políticos y empresariales. Mientras cada cierto tiempo reaparecen las amenazas de nuevos recortes sociales promovidas desde unos mercados financieros cada vez más poderosos, pocas iniciativas visibles se ponen en marcha para hacer frente al problema de fondo. Sin embargo se pueden tomar medidas para reducir el paro, más allá de esperar sentados a los repuntes del empleo estacionales. Una estrategia necesaria y posible es la reducción del horario laboral.Condenada por el capital, la reducción de la jornada laboral ha sido marginada en los programas de los grandes partidos políticos. Sin embargo un cálculo grueso nos permite imaginar que reducciones mínimas, tendrían un impacto muy positivo sobre la generación de empleo.
«Trabajar menos, para trabajar todos» es un eslogan ya tan viejo como certero.
Si estamos de acuerdo en que el paro es el problema más grave al que nos enfrentamos – y la última encuesta del CIS de mayo cifra en más del 80% los españoles que así lo consideran – es urgente que se presenten propuestas concretas y medibles para hacerle frente. Y la reducción del horario laboral sería muy efectiva.
Ciertamente tiene como contrapartida una reducción proporcional de los ingresos, lo cual hace que esta medida no sea adecuada en todos los casos. Pero pensemos que en las ventajas para nuestra calidad de vida. Trabajar menos horas nos permitiría tener más tiempo disponible para nosotros, y para nuestra gente. Dedicaríamos más tiempo al ocio y recuperaríamos nuestros propios espacios vitales.
Reducir la jornada laboral es una buena medida para luchar de manera efectiva contra el desempleo. Por eso la vamos a promover.
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