Tan sostenido como el murmullo del agua que baja por un río, suena últimamente por Madrid la noticia de que Esperanza Aguirre quiere privatizar el Canal de Isabel II. El agua de Madrid es uno de los patrimonios más importantes de la región, y hasta ahora probablemente, nuestro más valioso patrimonio común. Por eso nos rebelamos contra el proyecto de privatización.
De una altísima calidad, el agua se recoge en los bosques del Guadarrama, y se acumula en los embalses de las cuencas altas. El agua de Madrid es motivo de envidia para otras ciudades. ¿Qué ganamos transfiriendo este caudal a manos privadas? O mejor dicho, ¿acaso ganamos algo?
EQUO ha elaborado un informe sobre los impactos ambientales y sociales que tendría esta medida de llevarse a cabo, y merece la pena dedicarle unos minutos a leerlo. Aquí transcribo algunas de esas consecuencias:
«Consecuencias sociales
– El Canal de Isabel II obtiene importantes beneficios económicos (80 millones de euros en 2007), que van a parar a las arcas públicas, y que por tanto revierten en beneficio del conjunto de los ciudadan@s de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, en el momento en que se privatizase, los beneficios económicos producidos por el Canal serían para los accionistas.
– Es previsible que la privatización del Canal establezca una tendencia encaminada a la reducción sustancial del número de trabajadores, la costa de empeorar el servicio que actualmente reciben los madrileños, como ha ocurrido en operaciones similares. Este deterioro podría poner en riesgo la calidad del agua de suministro.
– Otro riesgo importante es la posible especulación con los terrenos del Canal. De privatizarse, es previsible que se intentasen sacar a la venta esos terrenos lo que ocasionaría especulación inmobiliaria con suelo y patrimonio público para el beneficio de unos pocos.
Consecuencias medioambientales
– La privatización del Canal de Isabel II también produciría importantes daños ambientales. El agua es un recurso natural limitado y escaso, por lo que debe consumirse tan sólo la necesaria, siendo muy importante la realización de continuas campañas de concienciación ciudadana sobre la necesidad del ahorro. Si se privatizase el Canal de Isabel II, se podrían dejar de hacer las campañas de concienciación ciudadana, pues la realización de cualquier campaña de fomento del ahorro por parte de una empresa privada de abastecimiento, sería contraria a la obtención de beneficios.»
El informe sigue pero lo dejaremos aquí. Tratemos de frenar este atropello antes de que sea demasiado tarde. No hay mucho más que decir.
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