Para los menos concocedores del Convenio de Naciones Unidas contra el cambio climático, conviene recordar que este proceso empieza en el año 1992 en la Cumbre de Río de Janeiro. Allí por primera vez los jefes de estado reunidos acuerdan poner en marcha una herramienta multilateral de lucha contra el calentamiento. Llevamos, por tanto, 20 años ya en este proceso y, por cierto las emisiones de gases de efecto invernadero siguen subiendo de forma imparable. La falta de ambición en Durban no es sorprendente, pero sí dramática. El tiempo pasa y se avanza demasiado poco, y demasiado tarde.